El
ferrocarril en la Argentina
La
Argentina del desarrollo del siglo XIX y principios del siglo XX estuvo
íntimamente ligada a la evolución del ferrocarril en nuestro territorio.
La crónica de los ferrocarriles en nuestro país es un relato muy
rico para contar, que muestra el desarrollo de la Argentina en pleno auge
industrial en el siglo XIX, y que sirvió para unir a pueblos que hasta entonces
se hallaban totalmente desligados de los acontecimientos nacionales e
internacionales, dando origen a la entrada de capitales internacionales.
Revisar la historia
del ferrocarril argentino implica remontarse al año 1857 cuando un conjunto de
empresarios construyeron la primera línea ferroviaria que, desde el centro de
la ciudad de Buenos Aires, se extendía hacia los suburbios, a lo largo de 10
km.
En 1870 ya había
722 km de vías. El ferrocarril del Oeste fue el primero en entrar en
funcionamiento para cubrir la distancia entre plaza Lavalle y Floresta, en
Buenos Aires. El trazado no parte radialmente desde la capital, sino desde
ésta, Buenos Aires, y desde Rosario. El Ferrocarril del Sud (construido con
capital inglés) llegó primero a Chascomús y, más tarde, a Las Flores, Bahía
Blanca, Neuquén, Zapala y Mar del Plata, además de contar con varios ramales
secundarios. El ferrocarril Central tuvo sus inicios en Rosario, se extendió a
Córdoba y después a Santa Fe y Tucumán; posteriormente, enlazó con Buenos
Aires. Otra línea se extendía desde Río Cuarto hasta Mendoza. El ferrocarril
que comunicaba Buenos Aires con el Pacífico y el ferrocarril del Oeste llegaron
al pie de los Andes: San Rafael, Mendoza y San Juan.
Una verdadera ‘fiebre
ferroviaria’ se preparaba a comienzos de la década de 1870. Entre 1870 y 1914
se construyó la mayor parte de la red ferroviaria argentina con capital inglés,
francés y argentino. Esta red llegó a ocupar el décimo puesto en el mundo, con
cerca de 47.000 kilómetros hacia fines de la Segunda Guerra Mundial. El
ferrocarril fue palanca del desarrollo y poblamiento del territorio del país.
Siguiendo una
tendencia preponderante en esos tiempos, poco después de la conclusión de ese
conflicto bélico, al igual que en otros países latinoamericanos, se produce en
1946 el proceso de nacionalización del sistema ferroviario argentino. Las
diversas partes del sistema (unas 15 empresas ferroviarias por ese entonces)
fueron reagrupadas en 6 líneas, cada una de las cuales proveía servicios de
carga, de pasajeros interurbanos y de pasajeros de la Región Metropolitana de
Buenos Aires (líneas Mitre, Roca, San Martín, Urquiza, Sarmiento y Belgrano).
En 1958 comienza un
periodo que puede llamarse de ‘regresión’. En efecto, políticas a favor del
desarrollo de la red caminera (transporte por carretera) desarrollaron planes
de clausura y levantamiento de vías; así, en 1980, la red ferroviaria era de
34.113 km, mientras que en 1976 contaba con 41.463 kilómetros.
En 1965, se crea la
Empresa Ferrocarriles del Estado Argentino (convertido luego en Ferrocarriles
Argentinos –FA-) como consolidación de las líneas mencionadas. En Ferrocarriles
Argentinos, como herencia de las sucesivas iniciativas de construcción
encaradas a través del tiempo, convivían tres trochas diferentes con una fuerte
configuración radial hacia Buenos Aires que reducía sus posibilidades de
integración.
A fines de la década
del 80, y tras sucesivos cambios en la orientación empresaria, la situación
de Ferrocarriles Argentinos era más difícil aún. Con una participación menor al
15% en los servicios de pasajeros de la Región Metropolitana de Buenos Aires y
de sólo el 8% en el mercado del transporte de cargas y en el de pasajeros de
larga distancia, sus necesidades de financiamiento para cubrir el déficit
operativo y para financiar parte de las inversiones necesarias se ubicaba en el
orden de los 600/700 millones de dólares anuales, monto que al tipo de cambio
vigente en ese momento, se ubicaba, cerca del 1% del PBI. Las dificultades
financieras se reflejaban en las condiciones del material rodante y las
instalaciones: sólo una de cada dos locomotoras diésel eléctricas (sobre un
total de 1.000) se encontraba en funcionamiento y el 55% de la longitud de vías
se hallaba en estado regular o malo.
Hacia 1990, 25 años
después de la consolidación empresaria de la red ferroviaria argentina, el
sistema parecía exhausto y la prolongación del status-quo ya no era una
alternativa viable: el tráfico de cargas había caído a alrededor de la mitad,
el de pasajeros de la Región Metropolitana en poco más de una tercera parte y
el de pasajeros interurbanos en alrededor del 26%.
La
privatización del sistema ferroviario argentino
Un conjunto de
razones, entre las que predominaron las de tipo macroeconómico (hiperinflación,
fuerte déficit fiscal, caída de reservas) determinaron que en 1989 el gobierno
nacional decidiera encarar un proceso "masivo" de privatizaciones en
el que, entre otras empresas públicas (teléfonos, gas, electricidad, agua
potable) se incluyó a la empresa ferroviaria nacional, Ferrocarriles
Argentinos.
El diseño del proceso
de concesión del conjunto del sistema ferroviario argentino al sector privado,
quedó definido y estructurado alrededor de una decisión estratégica que fue
determinante a los efectos de su viabilidad global: la concesión no abarcaría
al conjunto del sistema ferroviario en un único llamado a licitación para los
35.000 km. de red en operaciones, sino que ésta sería concesionada por partes,
tanto por razones políticas como económicas.
A continuación podrán observar videos referidos a la historia del ferrocarril en la República Argentina.
Estimados lectores, hemos llegado al fin de la entrada. Los espero en las próximas publicaciones.
Un fuerte abrazo.
Bruno.-
A continuación podrán observar videos referidos a la historia del ferrocarril en la República Argentina.
Red Ferroviaria Argentina |
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Bruno.-
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